martes, 27 de julio de 2010

Libro de fieltro, página 9

    De ésta página son destacables las citas de Ricardo Lagos, Oscar Wilde y Carmen Calvo Poyato. Lo demás, como viene siendo habitual, es poca cosa.



    En los fragmentos de esta página:

    “En democracia, cada cuatro años todos somos iguales, todos valemos lo mismo, y con un lápiz y un papel dibujamos el país que queremos.”
Ricardo Lagos.

    “Nunca des explicaciones. Tus amigos no las necesitan. Tus enemigos no las creen.”
Oscar Wilde

    “La cultura no puede ser ni gratis, porque los creadores tienen que vivir de ella, ni cara, para que todos podamos acceder a ella.”
Carmen Calvo Poyato

Voy a dormir porque el sueño me lleva. Espero que Morfeo me una a ti como nosotros nunca supimos unirnos.

Te echo tanto de menos…
Tal vez si…
…tanto tiempo equivocado…
Mañana no serás la misma…
Adiós.
Necesito encontrar la entrada
(porque es la única salida).

    Quiero volver a ti, a tu indiferencia, a las noches en vela añorándote, a los cielos grises bajo la manta. Quiero volver, aunque nunca he estado. Pero me hice tanto a la idea de que pudo haber sido… Me froto los ojos. Sólo es otra lágrima. Sigue, errante, tu camino.

domingo, 25 de julio de 2010

Libro de fieltro, página 8

    Vaya, debía estar cabreado cuando escribí algunos de estos fragmentos… nada que no arregle un par de años de olvido. Bueno, en esta página comienzan a apareces fragmentos puramente ficticios. Más adelante habrá páginas enteras que no tengan nada que ver conmigo.


    En los fragmentos de esta página:

    Diferente, no difícil. La espera siempre es larga, pero a veces no llega. Las derrotas hacen la costra de cada herida más dura.

    “Si amas a alguien, déjalo libre. Si vuelve a ti, es tuyo. Si no vuelve, es que nunca lo fue.”

    Alégrate por mí, que aun no he dejado escapar una lágrima. Alégrate por mí, que aun no he perjudicado tus sentimientos con mis palabras. Alégrate por mí, porque cuando eres tú no importa nada.

    Quiero ser aquel al que añoras aunque me tengas (porque me tienes). Quiero ser aquel al que gritas “vete” aunque no esté. Quiero ser el que piensas cada mañana cuando te sientes sola frente al espejo.

    Antes de mirar al techo ya sabía lo que vería: la enorme mancha de sangre. La gota de sangre en mi mano apenas me hizo recordar el crimen.

    Allí, en la habitación de invitados, me sentía más que nunca un intruso. ¿Qué esperaban de mí? ¿Por qué me importaba? Dos preguntas no eran demasiadas preguntas, peor dos respuestas ausentes sí era excesivo.

sábado, 24 de julio de 2010

Woody Allen

Retrato de Woody Allen para una amiga (espero que no lea el blog en dos semanas, aunque creo que no lo lee nunca...).

Woody Allen, 25x35 cm, cinta aislante, cinta adhesiva y periódico sobre papel, Julio 10'

He hecho la foto con flash. Visto en directo se acentúa más el blanco y negro y se ve mejor el fondo de cinta adhesiva.

Libro de fieltro, página 7

    Otra de esas páginas con poco que contar (salvo, quizás, por la absurda cantidad de comillas en el primer fragmento y por esa metafísica "ella omitida" que empieza  a hacerse notar).


    En los fragmentos de esta página:

    La “última vez” es la que recuerdas. Tal vez por eso viví una vida de “últimas veces”, de “últimos encuentros”, de “últimas despedidas”. Tal vez por eso recuerdo cada primera vez como “la última primera vez”.

    No tengo ganas de volver, porque implicaría ponerme en pie y asumir cada paso, cada primer paso a ningún lugar, cada último paso a lo indefinido.
    No importan las heridas: ya es demasiado tarde para volver atrás, y los corazones pequeños cicatrizan  pronto.

    Seamos. Sea lo que sea: seamos. Amigos, enemigos… seamos, pero seámoslo juntos. Seamos ignorados e ignorantes, felices e infelices, parte incompleta de un todo sin posibilidad de comprensión.

    He decidido olvidarte. Empezaré olvidando los besos que no me diste y las veces que quise que me olvidaras. Olvidaré, hasta que tu nombre me parezca un deja-vu y vuelva a enamorarme de tu sonrisa.

viernes, 23 de julio de 2010

Libro de fieltro, página 6

    Oh, vaya, temía la llegada de la página del “a veces”… en fin, ya iréis viendo que no es el peor de los fragmentos (exacto, lo peor está por llegar). Nada especial que comentar hoy.


    En los fragmentos de esta página:

    Con pies de acero y calzadas imantadas

    Me sobra tu presencia para saber que estás conmigo, ¿por qué no te basta mi ausencia para saber que me he ido?

    Dentro: imposible. ¿Fuera? De ninguna manera. Volveré otra vez a tierra de nadie.

    Aunque a veces no estabas, a veces sí, y a veces, tantas veces, quise abrazarte y a veces, sólo a veces, susurrarte al oído.

    No quiero, aunque a veces se me hace difícil no querer. Será cuestión de tiempo.

    Mi pequeño corazón poblado por despedidas.

    He olvidado los días de lluvia para olvidar aquellos días que fuimos uno bajo el paraguas. He olvidado las noches que pasé aprendiendo a olvidarte para no pensar que te olvidé y, después de olvidar todo lo que eras tú, apareciste de nuevo haciéndome cometer los mismos errores.

    Existe un lugar donde nacen las historias. Casi todas mueren en el camino, pero algunas vuelven a casa para convertirse en leyenda.

    Cada cicatriz cuenta la historia de un error que nos hizo más sabios.

jueves, 22 de julio de 2010

Libro de fieltro, página 5

    Para lo poco que escribía por aquel entonces, escribía muchas chorradas...


    En los fragmentos de esta página:


Amistad con fecha de caducidad
Una lata en la nevera
Lo de ayer no me sabe a nada.
¿Por qué no podemos fingir que todo va bien?
Vaya, es difícil hablar conmigo.
De hecho, a veces me odio.
Sigo esperando tu llamada.
Sigo diciendo que el móvil es mi razón
Para no dormir.

Despierto
Y no queda nada.
El mundo parece vacío
A las 6 de la mañana.
Fui feliz por un segundo
Que se fue como la escarcha.
Dime dónde van los sueños
Cuando acaban.

    En la encrucijada, se vio a sí mismo morir y se vio amar. No se lo pensó demasiado: tomó el camino de la muerte.

    ¿Qué el arte ha muerto? Dices mientras clavas tu plumilla en mi carpeta azul. Que el arte ha muerto… arte eres tú.

    Cada vez es más cómoda la derrota. Ya no me hace falta pensar en jugadas vencedoras o en planes maestros, no, pero no es lo mismo jugar un partido que verlo desde el banquillo.

    “¿Sabes? Me acuerdo de ti cuando oigo aquella canción”


    Este último fragmento es una cita de una canción que escuchaba mucho en esa época: una colaboración entre Fito (Platero y Tú) y Robe (Extremoduro) llamada "Si miro a las nubes". http://www.youtube.com/watch?v=_hKA7226gMY

    El segundo fragmento, el pequeño poema sin gracia, lo escribí antes de tener el libro pero, por algún motivo, quise incluirlo en el mismo. De hecho, si no recuerdo mal (no recuerdo mal), lo escribí antes de entrar a Bellas Artes. Creo que se lo escribí a una amiga cuando pensaba que sabía escribir poesía, antes de leer a Bukowski y darme cuenta de que no tenía ni idea. En mi cabeza, esos versos siempre suenan con un ritmo nada pegadizo y muy pesado.

miércoles, 21 de julio de 2010

Libro de fieltro, página 4

    Pasaba bastante tiempo entre fragmento y fragmento, una parte de mí no quería manchar un libro tan genial y otra parte no sabía que escribir. Nada temo más que una página en blanco, así que imaginad lo que me costó arrancar y malgastar las hojas de forma continua.


   En los fragmentos de esta página:

    …ésta maldita página en blanco… cada vez me ataca con más frecuencia…

    Cuando por fin encontraron la respuesta se dieron cuenta de que no sabían la pregunta, y volvieron a casa a vivir felices sus vidas antes de suicidarse.

    Llámame –pensó-, y ella llamó. Hablaron durante dos minutos y él pudo dormir tranquilo hasta que se despertó sobresaltado al soñarse devorado por un hurón, pero eso es otra historia.

    Señor Don Excelentísimo, adjunta a la presente le entrego mi carta de dimisión. Atentamente: su mujer.

    No hay papel que pueda contener un verso sin matarlo un poco.

    Del césped saqué mis mejores recuerdos, aunque no era césped. Más bien era la foto del césped. Ahora que recuerdo, era una foto de un cuadro donde había césped. Aunque tal vez no fuera césped… bueno, estoy seguro de que, al menos, verde era.

    Se hizo a la idea y se la llevó hasta la muerte. Nadie podrá decir que no fue tenaz, aunque pasara la vida equivocada.

    Como todo es relativo, ahorraré palabras diciendo que puede acabar bien o mal. Baste y sobre decir que, probablemente y muy a mi pesar, acabará.

martes, 20 de julio de 2010

Libro de fieltro, página 3

    La primera página del libro sólo contiene una cita de Paul Eluard:
"Cuando la he visto, la he perdido"
    La segunda página está en blanco y ésta tercera página es la primera en la que escribí algo. Reconozco que comenzar a escribir en este libro (Merchandising de J. Beuys de la Dia Foundation, traido desde Estados Unidos por uno de mis mejores amigos) me daba cierto miedo. Respeto más bien. 
    Casi todas las páginas están escritas así, fragmentadas, a trozos, cada cual con su propia orientación (en cuadernos posteriores he seguido con éste pequeño caos controlado).


En los fragmentos pone:

    A veces siento que tengo el don de la palabra, pero no el de la palabra correcta. Cada letra es concebida en mi garganta como un universo, pero muere en el oído ajeno como otra mota de polvo.

    Aquel día supe que yo, después de años en vida, había muerto. Hoy, después de tanto tiempo, puedo aceptar la decisión del médico: acababa de nacer.

    Lo difícil no es volar, sino perder el miedo a la caída

    Después de la última pelea, cuando creí que todo había acabado, me abrazó. Agarramos fuertemente nuestras manos y, por un momento, pude oler la intemperie trenzada en su pelo.

    Cada lugar al que voy me obsequia con un cartel de "Bienvenido". Dudo mucho que a nadie le importe realmente si voy o vengo, pero me "bienvienen". Perfecto: otra absurda regla de cortesía.

    Tras recorrer el mundo durante años, al fin encontró al hombre que sabía la respuesta:
-¿Sabes la respuesta?
- Sí, la sé.
- Bien.
Y se marchó contento, pues no volvería a sentirse solo.

    No necesito la respuesta, sólo quiero tener la certeza de que alguien la sabe.

    Un hombre con posibilidad de elección es libre; un hombre sin capacidad de decisión es un consumidor.

lunes, 19 de julio de 2010

Mi libro en blanco con las cubiertas de fieltro

    El libro con las tapas de fieltro que se ve en la imagen fue el primer compendio de documentos que no arrojé a la basura o a las llamas de una hoguera (seguramente porque, hasta entonces, siempre escribía o abocetaba en hojas sueltas fácilmente desechables). Reconozco que siempre he virado un poco al melodrama, y destruir notas me parecía entonces uno de esos gestos románticos que tan a menudo vemos en las películas… Gracias a Dios (a cualquier dios, se entiende) empecé a preocuparme más por mi memoria y menos por mis continuos ataques de melancolía.

    
    Durante dos años (concretamente, entre octubre de 2007 a abril de 2009) llevé este libro siempre conmigo, día y noche, hiciera frío o calor, y apuntaba en sus páginas blancas todo aquello que sirviera como desahogo. Por supuesto, podía pasar días olvidado en mi bolsa, como también podía pasar horas siendo escrito, rasgado, tachado, cosido, pegado… manipulado, al fin y al cabo, con algo que aun me parecen más trazos que pensamientos coherentes. De hecho, nunca he considerado nada de lo ahí escrito como definitivo, sino como pensamiento fragmentado, pequeñas palabras o garabatos que viajaban a la deriva por mi cabeza en un momento concreto (si bien es cierto que, en ocasiones, algunos de esos garabatos o palabras supusieron el principio de algo más –como, por ejemplo, los trabajos con cinta adhesiva).
    
    Entre las páginas del libro de fieltro se pueden encontrar pequeños inicios de relatos, poemas, opiniones, bocetos de obras olvidadas, fotografías, entradas de cine o de conciertos… si tuviera que explicarlo con pocas palabras, debería decir que es algo muy personal, un pequeño pedazo de mi mente que se volcaba sin cuidado sobre trozos de papel (por supuesto, ser personal no implica ser bueno; de hecho, mucho de lo escrito en esas páginas son sólo pequeñas pinceladas, pequeños apuntes de ideas que nunca llegaron a nada).

    Poco a poco iré subiendo páginas del libro (sólo las que tengan algún tipo de interés especial para mí), pero no esperéis que explique lo que significó escribir cada una de ellas. Cada página es algo personal, complejo y absurdo a la vez, sin más sentido que el que yo le di el día que hice cualquier apunte en ella.