miércoles, 21 de julio de 2010

Libro de fieltro, página 4

    Pasaba bastante tiempo entre fragmento y fragmento, una parte de mí no quería manchar un libro tan genial y otra parte no sabía que escribir. Nada temo más que una página en blanco, así que imaginad lo que me costó arrancar y malgastar las hojas de forma continua.


   En los fragmentos de esta página:

    …ésta maldita página en blanco… cada vez me ataca con más frecuencia…

    Cuando por fin encontraron la respuesta se dieron cuenta de que no sabían la pregunta, y volvieron a casa a vivir felices sus vidas antes de suicidarse.

    Llámame –pensó-, y ella llamó. Hablaron durante dos minutos y él pudo dormir tranquilo hasta que se despertó sobresaltado al soñarse devorado por un hurón, pero eso es otra historia.

    Señor Don Excelentísimo, adjunta a la presente le entrego mi carta de dimisión. Atentamente: su mujer.

    No hay papel que pueda contener un verso sin matarlo un poco.

    Del césped saqué mis mejores recuerdos, aunque no era césped. Más bien era la foto del césped. Ahora que recuerdo, era una foto de un cuadro donde había césped. Aunque tal vez no fuera césped… bueno, estoy seguro de que, al menos, verde era.

    Se hizo a la idea y se la llevó hasta la muerte. Nadie podrá decir que no fue tenaz, aunque pasara la vida equivocada.

    Como todo es relativo, ahorraré palabras diciendo que puede acabar bien o mal. Baste y sobre decir que, probablemente y muy a mi pesar, acabará.

2 comentarios:

  1. Con tus fragmentos de fieltro estoy aprendiendo lo que verdaderamente son pensamientos compulsivos

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  2. Ten en cuenta que fueron casi dos años. Cuando lleves dos años escribiendo tu blog, seguramente, habrás llenado varios cuadernos de compulsividades :D

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